Positano: donde cantan las sirenas

Positano (c) iacomino FRiMAGES / Shutterstock.com
Positano (c) iacomino FRiMAGES / Shutterstock.com
Un lugar querido por el star system internacional, pero que en realidad ya era amado por los antiguos romanos, Positano es una mezcla perfecta de belleza natural y arquitectónica, que deja sin aliento gracias a sus inolvidables colores.

Positano, conocida como «La Divina», es uno de los destinos más populares y concurridos no sólo de la Costa Amalfitana, sino de toda Italia. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se encuentra a unos 75 minutos de Nápoles y a 20 minutos de Sorrento. Positano ya era un lugar de vacaciones favorito de los antiguos romanos, pero vivió su época dorada después de la Segunda Guerra Mundial, cuando pasó de ser un pobre pueblo de pescadores a ser el destino favorito de artistas y famosos.

Visto desde el mar, Positano parece un cuadro surrealista pintado en colores pastel: es un pueblo vertical, que prácticamente sólo se puede recorrer a pie, entre escaleras empinadas y caminos sinuosos, con sus casas de colores aferradas a la roca, entre las que destaca la cúpula de mayólica de colores de la iglesia de S. Maria Assunta. Este lugar sagrado, símbolo del pueblo, conserva el legendario icono bizantino de la Virgen Negra, que sigue siendo objeto de culto y veneración. Entre las bellezas arquitectónicas del lugar se encuentran también algunas antiguas torres defensivas, casi todas bien conservadas, como la Torre della Sponda, que data del siglo XIII y que ahora se utiliza como vivienda. Un increíble testimonio del antiguo pasado de Positano es la Villa Romana, situada en pleno centro. Descubierto por casualidad durante las obras realizadas en la cripta de la iglesia de Santa María Asunta, se remonta a un periodo comprendido entre el siglo I a.C. y el siglo I d.C. y representa uno de los espacios arqueológicos hipogeos más sugestivos de la época romana descubiertos en los últimos años en el sur de Italia. El edificio cuenta con pórticos que se conservan en excelente estado, un peristilo y un muro septo decorado con extraordinarios frescos policromados de estilo pompeyano. Hoy alberga el MAR, el Museo Arqueológico Romano, en cuyas salas es posible recorrer toda la historia de Positano, a través de equipos multimedia de última generación.

Las numerosas playas de Positano y sus alrededores no defraudan a los amantes del mar: la Spiaggia Grande, con sus 300 metros de longitud, es el corazón social del pueblo, lugar de encuentro de lugareños y turistas, gracias a los numerosos clubes frecuentados por celebridades y estrellas internacionales. Por eso, en los meses de verano puede estar un poco abarrotado. Si prefiere una situación más relajada, la cercana playa del Fornillo es la suya. O, si realmente quiere disfrutar de una tarde de relax total, sepa que desde la playa de Marina Grande parten pequeñas embarcaciones hacia calas paradisíacas accesibles sólo por mar. Frente a la costa de Positano, se encuentra uno de los lugares más bellos del Mediterráneo: las llamadas Isole delle Sirene (Islas de las Sirenas). El pequeño archipiélago de Li Galli, formado por tres islotes, considerado el refugio de las sirenas descritas en la Odisea, que con su canto embrujaban a los marineros haciéndoles perder inevitablemente el control de sus naves, sigue casi intacto. Propiedad en el siglo pasado de varios particulares, entre ellos el bailarín de ballet ruso Rudolf Nureyev, el archipiélago sólo puede visitarse con invitación. Hay que conformarse con acercarse por mar, alquilando una embarcación neumática o reservando una de las muchas excursiones que salen a diario desde Positano o Sorrento.

Por último, ¿cómo puede irse de Positano sin comprar (al menos) un par de sandalias de cuero hechas a mano? Estos zapatos tradicionales de estilo franciscano, hechos a mano por maestros zapateros aquí desde hace años, han conquistado a divas internacionales como Jackie Onassis y Brigitte Bardot.