Taormina, entre la historia y el encanto

Teatro Antico in taormina (c) IgorZh/ Shutterstock.com
Teatro Antico in taormina (c) IgorZh/ Shutterstock.com
Situada en una meseta rocosa del Monte Tauro con vistas al Mar Jónico, la ciudad de Taormina se revela en toda su belleza, entre mayólicas, ruinas griegas y vistas impresionantes.

A primera vista, Taormina, una pequeña ciudad situada al este de Sicilia, en la provincia de Messina, sorprende por su resplandor de colores, que van desde el azul del mar al verde de sus jardines, pasando por el naranja de sus mayólicas y el rosa pálido de sus casas.

La vista panorámica que se puede disfrutar desde la ciudad no es menos bella y abarca desde las cumbres del Etna hasta el estrecho de Messina, hasta llegar, en días especialmente claros, a la cercana región de Calabria. Para hacer eco de las palabras de Guy de Maupassant, en Taormina «se puede encontrar todo lo que parece creado en la tierra para seducir a los ojos, la mente y la imaginación».

Durante siglos destino del Gran Tour de los nobles y hombres de letras que visitaban Italia, Taormina ha sido el guardián de una historia milenaria, como lo atestigua uno de sus lugares simbólicos: el Teatro Antico. Construido alrededor del siglo III a.C., el Teatro Antico todavía tiene los signos de su pasado griego. En algunos escalones todavía se puede leer el grabado del nombre de Filistea, esposa del tirano de Siracusa que lo hizo construir. En tiempos de los romanos el teatro se amplió para transformarse de un lugar de cultura a un lugar de entretenimiento. Al igual que el Coliseo de Roma, de hecho, el teatro albergó combates de gladiadores y, se cree, incluso batallas navales.

Entre las joyas imperdibles de Taormina, además de la panorámica Piazza IX Aprile, considerada la «buena sala de estar» de la ciudad, destaca Isola Bella, un islote rocoso rico en vegetación conectado a Taormina por una pequeña franja de arena y accesible a pie con el favor de la marea. Tenga cuidado, sin embargo, el acceso a la isla es de pago y está reservado para pequeños grupos de turistas a la vez. Por último, los Jardines de la Villa Comunale son una visita obligada para los amantes de la fotografía gracias a su vista al mar y a su riqueza en plantas y flores raras.

Durante su visita, navegando aquí y allá por callejones, calles estrechas y vistas encantadoras, asegúrese de detenerse y probar el tradicional granito siciliano o los típicos arancini. Se pueden encontrar en todas partes, desde los cafés que dan a la plaza hasta los numerosos banquetes callejeros.