El centro de Milán conserva pequeñas obras maestras de arquitectura religiosa, lugares enigmáticos y custodios de historias olvidadas.
En Via Torino, en el número 17/19, se pueden descubrir las maravillas de la perspectiva renacentista en la pequeña iglesia de Santa Maria presso San Satiro, diseñada por Bramante, que en sólo un metro de profundidad da la ilusión de un largo y elegante telón de fondo.
En la Piazza Missori se encuentra la fascinante cripta románica de San Giovanni in Conca, una iglesia de origen paleocristiano demolida a mediados del siglo XX, que sólo está indicada en el exterior por las ruinas del ábside.
A poca distancia se encuentra el osario de San Bernardino alle Ossa (via Verziere 2), que data del siglo XVII-XVIII y está completamente cubierto de huesos y cráneos compuestos para formar grandes cruces y diseños geométricos impresionantes. Todos los huesos se han dispuesto en los nichos, en la cornisa, alrededor de los pilares, en los frisos de las puertas… un motivo decorativo en el que el sentido macabro se funde adecuadamente con la gracia del rococó.
