El Parque de la Murgia Materana: entre naturaleza, arqueología y historia

The canyon in the Parco della Murgia Materana, credits Superchilum under c.c 4.0 licence
The canyon in the Parco della Murgia Materana, credits Superchilum under c.c 4.0 licence
En las cuevas de toba que salpican los paisajes escarpados de la Murgia, a lo largo de los siglos muchos monjes se han refugiado y las han pintado espléndidamente al fresco. Un territorio para ser explorado, tal vez con una caminata organizada.

Desde los Sassi y sus numerosos miradores, mirando hacia el este, se puede ver el maravilloso paisaje arqueológico natural del Parque de la Murgia Materna y de las Iglesias Rupestres. Abarca unas 8000 hectáreas entre los municipios de Matera y Montescaglioso y se creó en 1990 para proteger, recuperar y valorizar el hábitat natural y el patrimonio de las iglesias rupestres. En 2007 se incorporó al sitio de la UNESCO de los Sassi, ya proclamado en 1993.

No se deje engañar por su aspecto duro, porque el territorio del Parque de Murgia esconde en realidad una belleza marcada por imponentes acantilados, extensiones onduladas, cascadas y profundos desfiladeros. Es el hogar de numerosos tipos de animales, incluyendo el que se ha convertido en su símbolo, el halcón cernícalo, y una flora que incluye alrededor de 923 especies, de las cuales unas cien son muy raras. Perderse en el silencio de este paisaje, dejando en el fondo sólo el sonido del arroyo que acaricia el cañón es una experiencia casi mística.

Pero el parque es también uno de los sitios arqueológicos más importantes de Italia y caminar por sus senderos es como sumergirse en la historia, a través de cuevas que datan de las épocas paleolítica y neolítica, que se convirtieron en el hogar de los hombres prehistóricos en busca de refugio, aldeas atrincheradas e iglesias rupestres. Las más de 150 iglesias que salpican el territorio, casi todas excavadas en la roca, se remontan a un período que va desde la temprana Edad Media hasta el siglo XIX. Estos antiguos lugares de culto están vinculados al asentamiento de diversas instituciones eclesiásticas en el territorio, entre ellas los monjes ortodoxos griegos y benedictinos, que ampliaron las cuevas con arcos, bóvedas y naves y las embellecieron con espléndidos frescos.

Algunas se caracterizan por la presencia de una sola nave, como la iglesia de la «Madonna della Croce», otras tienen dos naves como la iglesia del «Cappuccino Vecchio» o tres naves como la «Madonna delle tre Porte». Las iglesias rupestres son verdaderas joyas, enclavadas en la roca de la Murge, pero una de ellas brilla más que todas: es la «Cripta del Pecado Original», conocida como la «Capilla Sixtina» de la pintura mural, en cuyas paredes hay un extraordinario ciclo de pinturas que datan del siglo IX.