Todos los secretos de los vinos rosados

Rosé Wine (c) Fenea Silviu/Shutterstock.com
Rosé Wine (c)
Habìa una vez un vino rosado, que tuvo que vivir su existencia en la sombra, al ser considerado el producto de un "Baco menor", ya que no era ni blanco ni tinto.

Todos los expertos en vinos más nobles lo despreciaban, porque no querían dedicar su atención a un producto con una imagen de mala calidad. Entonces se produjo el milagro; este vino «Cenicienta» se puso su mejor traje, con sus múltiples matices de rosa, conquistando al Príncipe. A partir de ese momento todo cambió: el vino rosado ha salido de las sombras y ha tenido un cambio de imagen, convirtiéndose en protagonista de la enología mundial. El auge del vino rosado comenzó en la Provenza (Francia) y su coronación fue un reciente récord en subasta con la venta de una botella magnum «Muse Miraval«, producida por el Chateau del mismo nombre propiedad de Angelina Jolie y Brad Pitt, por 2.600 euros. ¡Hay que quitarse el sombrero! El rosado se está convirtiendo en un fenómeno también en Italia, porque encaja perfectamente con el estilo de vida italiano: perfecto para un aperitivo con la puesta de sol en los ojos, una cita romántica en la que el color rosa es una buena señal, una velada de verano con amigos… en definitiva, una expresión de vitalidad y de la «dolce vita» moderna, con sus colores, aromas y sabores.

Basta con indagar en el perfil organoléptico del rosado para entender cómo es que «el buen humor, la despreocupación y la atracción de la estación estival» combinan de forma ideal con nuestro vino. El color nos cautiva de inmediato, nada más verterlo en la copa, con sus innumerables matices de color: del rosa suave al clarete, del rojo cereza al coral, llegando incluso al rosa intenso. La nariz, pues, expresa un bouquet que a menudo desprende notas florales y afrutadas, a veces minerales, balsámicas y especiadas, mientras que el sabor es fresco y equilibrado, ligeramente tánico y con una acidez similar a la de los vinos blancos.

Con estas características, el rosado ofrece una combinación perfecta con muchos platos de la tradición italiana, como antipasti de pescado, risottos y primeros platos, platos vegetarianos, carnes blancas y platos principales de pescado, pero también tartas saladas y pizza (sin olvidar, no obstante, que el maridaje perfecto debe evaluarse siempre en función de los ingredientes del plato en cuestión). Pero, ¿cómo se produce un vino rosado sin gas? Ante todo, es el producto del viticultor que lo ha creado, el reflejo indisoluble de la variedad de la vid, el territorio y las elecciones en la bodega.

El rosado se produce con uvas tintas y se obtiene con la maceración del mosto con los hollejos durante un periodo de tiempo variable, que es lo que define su color más o menos intenso. No es el resultado de una mezcla de vino tinto y blanco, técnica que está prohibida por la ley a excepción de los vinos rosados espumosos. Su graduación alcohólica suele ser modesta (entre 12 y 13,5% alc.), su temperatura de servicio es de 10-14°C, y debe consumirse cuando es joven: los expertos en vino recomiendan descorchar la botella antes de que transcurran 4 años desde la vendimia.