Descubrir lo mejor de los vinos tintos italianos

Italian red wines
Italian red wines
"Tinto, firme y seco", así es el vino producido desde el norte hasta el sur de Italia con uvas autóctonas, aplicando diversos métodos de crianza, perfecto para calientar el corazón y el alma.

Nuestro recorrido ideal para descubrir los mejores vinos tintos italianos comienza con el Amarone della Valpolicella, un vino que se estableció como DOC en 1968 y como DOCG en 2010. El Amarone es un vino veneciano, nacido en la Valpolicella, una zona con especial vocación vitícola. Su zona de producción «clásica», en la provincia de Verona, con su clima suave y moderadamente lluvioso, ofrece las condiciones ideales para el cultivo de las uvas autóctonas denominadas Corvina Veronese, Corvinone y Rondinella con las que se elabora. Tras la vendimia, las uvas recogidas entre septiembre y octubre se colocan en secaderos durante al menos tres meses. El antiguo arte de la pasificación permite perder alrededor de la mitad del peso de las uvas, gracias a la evaporación del agua de las bayas, creando una concentración de azúcares y aromas. Una vez terminada la pasificación, las uvas se prensan y se vinifican. A continuación, se produce el envejecimiento en cubas grandes o pequeñas durante un periodo variable -según el vino que se desee obtener- (cuatro años para la versión «Reserva«).

Ahora nos trasladamos a Lombardía, concretamente a la Valtellina, una zona famosa por su «viticultura heroica» y por el Vino Nobile más reconocido entre los vinos de la Valtellina, el Sforzato della Valtellina (o «Sfursat«, como se llama en el dialecto local). El nombre deriva precisamente de la práctica del «forzamiento», es decir, la prolongación de la maduración de la uva. Este vino cuenta con una larga historia y se estableció como DOCG en 2003. También en este caso, son las propiedades únicas del territorio -con su clima suave, soleado debido a su exposición al sur, con los Alpes protegiéndolo de los vientos y la humedad- las que han hecho que tenga tanto éxito. Obtenido a partir de una selección de las mejores uvas puras de Nebbiolo, el Sforzato disfruta de un periodo medio de crianza de 110 días. Tras la vinificación, debe tener un nivel de alcohol mínimo de 14% y someterse a un envejecimiento de al menos 24 meses en barricas de madera.

En cuanto al perfil organoléptico de estos tintos, depende obviamente del vino en cuestión, en función de la mezcla de variedades, el método de crianza aplicado, la duración, el clima y el envejecimiento… en general, sin embargo, todos tienen en común un perfil organoléptico muy extenso y complejo y cuentan con un potencial de envejecimiento muy largo. Son vinos estructurados, ricos en alcohol y con mucho cuerpo. En nariz se presentan notas afrutadas (secas o conservadas en aguardiente), especiadas (pimienta, regaliz, clavo), balsámicas (resina, arcilla, pino), vegetales (tierra, broza) y muchas otras. La acidez es menos evidente en el paladar y los vinos resultan más equilibrados y armoniosos. Imagínese beber uno de estos vinos en un día húmedo, gris y frío. ¡Absolutamente perfecto!